La jojoba o Simmondsia chinensis produce un increíble aceite de vegetal muy valorado como ingrediente en cosmética natural. El aceite se extrae de las semillas de este pequeño arbusto originario de las zonas desérticas de América del Norte, entre Estados Unidos y México (de los desiertos de Sonora y de Mojave), pero que desde hace algunas décadas también se cultiva en corazón del desierto de Atacama, en el norte de Chile.
El proceso de extracción del aceite de jojoba es mediante prensado en frío de las semillas, lo que garantiza que mantenga intactas todas sus propiedades. Sorprendentemente, aunque se le conoce como aceite, es más bien una “cera líquida” y por eso su textura es sedosa y poco oleosa, lo que hace que sea absorbido muy fácilmente por la piel sin dejar sensación grasa.
El aceite de jojoba destaca por sus propiedades hidratantes, antioxidantes, antisépticas, antiinflamatorias y antimicrobianas. Es ideal para hidratar la piel y el cabello, para prevenir arrugas, tratar erupciones grasas del rostro (acné), para calmar y desinflamar la piel de cualquier parte del cuerpo y para tratar pequeñas manchas o marcas en la piel ya que penetra fácilmente en la dermis contribuyendo a eliminarlas.
Como ingrediente de cremas de manos, el aceite de jojoba contribuye a hidratar intensamente la piel de esa parte del cuerpo tan expuesta a las agresiones del medio ambiente, manteniéndolas suaves y con buen aspecto.
Rico en ácidos grasos y vitamina E, el aceite de jojoba natural es un excelente aliado en rituales de belleza y cuidado personal. Puede usarse directamente sobre la piel y el cabello o en productos cosméticos que lo contengan. Es apto para todo tipo de pieles, especialmente mixtas o grasas y sus efectos hidratantes se notan desde las primeras aplicaciones.
Se encuentra en el siguiente producto: crema de manos Anakena.
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