Hay momentos en la vida en que nos esforzamos con todo nuestro corazón por encontrar una idea o la solución a un problema, pero por mucho que lo intentemos es como si esa “luz” no quisiera encenderse en nuestra cabeza.
Sin embargo, también pasa que en otras ocasiones y sin buscarlo, de pronto en nuestro cerebro surge clara la inspiración y nos pilla desprevenidos.
Te ha pasado alguna vez que estás en mitad de un relajante baño y de pronto se “enciende esa luz” de inspiración? Seguro que sí. Y aunque quizá no sea el mejor momento para salir corriendo y tomar notas, lo cierto es que el baño puede ser una maravillosa “incubadora de ideas”.
La explicación es muy sencilla: Cuando estás sumergida en un relajante baño de espuma o dejando correr por tu cuerpo el agua tibia de la ducha, todos tus sentidos se apagan de cierta manera y eso permite que se enfoquen hacia tu interior.
Pero no sólo en la ducha, cualquier otra actividad relajante como una caminata por la naturaleza, un paseo por la playa o una manualidad que te guste, puede hacerte olvidar por un momento el estrés y las preocupaciones del día a día, liberando tu mente y dejando espacio para la creatividad, la inspiración y el pensamiento lógico.
Esa falta (aunque sea momentánea) de estrés permite que tu mente se concentre al máximo, aumentando tu capacidad de interconectar ideas y encontrar soluciones inesperadas, sorprendentes e incluso atrevidas. 😉
Por tanto, recuerda que la mejor manera de tener nuevas ideas es pausar tu mente, relajarte, caminar, despejarte…
En otras palabras, no pensar puede ser la mejor manera de impulsar tu creatividad y encontrar la inspiración!
